Una realidad paralela
- cgartadvisory
- 20 ene 2015
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 22 jun 2022

Via Gentleman's Journal
El pasado 2014 fue el año récord de facturación de las casas de subastas internacionales como Christie’s y Sotheby’s con un total de USD 12.800 millones (EUR 11.130 millones), sólo entre las dos y sin tener en cuenta ni la facturación de ventas privadas ni la nueva y exitosa línea de ventas online (que ha crecido un 20% en el último año), como ha publicado hoy The Art Newspaper. Sin embargo, la gran sorpresa de los resultados viene de Asia, donde tenían puestas muchas expectativas en China Continental (superar la marca de los USD 1.000 millones, tanto Christie’s como Sotheby’s) y resulta que han caído de media un 9% las ventas entre ambas casas. Pero tampoco están excesivamente preocupadas porque lo que no recogen en China Continental –a diferencia claramente de Hong Kong, donde el control y la regulación son mucho más laxos– lo están recogiendo en las grandes plazas del mercado internacional (Nueva York y Londres), donde la presencia asiática ha crecido un 18%. Como bien dice Jussi Pylkkänen, el presidente de Sotheby’s a nivel global: “nosotros ahora concebimos el mercado como algo global”. Siguiendo un poco con esta tónica y viendo cómo el número de HNWIs españoles y su riqueza siguen creciendo, ¿alguien se cree que la realidad del mercado de arte español sólo se corresponde con el deprimido panorama nacional del que tanto se quejan todos sus actores? Seguro que no. Y me encantaría que alguien o algún estudio pormenorizado nos explicase a todos la dimensión real de los compradores españoles a nivel internacional, qué arte compran y qué hacen con él. Sin embargo, me temo mucho que la protección cultural (Ley de Patrimonio Histórico 16/1985), la falta de incentivos fiscales (Ley del Mecenazgo), sumados a la inestabilidad del marco regulatorio general y el miedo a la persecución del Ministerio de Hacienda, hará que sigamos pensando que los españoles no compramos arte ni lo valoramos y, peor, nos encontraremos con que dentro de unos años tendremos poco que proteger y ganar con la legislación vigente. “¿Pero se puede ganar dinero vendiendo arte?” escucho con perseverancia desde hace tiempo de gente de todos los estratos en España. Lo que la gente no sabe es que no sólo el arte es extremadamente rentable –su universalidad y lo difícil que es conseguirla hace que obligatoriamente exista más demanda de arte que oferta– sino que, además, es de las armas geopolíticas y uno de los recursos nacionales más valiosos y atractivos frente al turismo internacional de mayor poder adquisitivo (no es casualidad que las dos potencias turísticas a nivel internacional con las que competimos sean Francia y EEUU, cunas de la vanguardia artística en el siglo XX). Y por si no terminásemos de tenerlo claro, ¿qué hacen en la actualidad algunos de los países emergentes más prósperos y con mayor ambición de futuro? Construir museos y comprar arte, véanse ejemplos como los Emiratos Árabes Unidos, donde están construyendo el distrito cultural Saadyidat e importando museos como el Guggenheim, el Louvre y contenido del British Museum; o la perseverancia de Catar a través de la Jequesa de Al Mayassa Bin Hamad Bin Khalifa Al-Thani en adquirir el mejor arte que haya disponible en el mundo. ¿Saben donde aprendieron esta estrategia? En España, con el éxito de la franquicia Guggenheim en Bilbao. Pero nosotros todavía no nos hemos dado cuenta de este éxito. Desgraciadamente, todavía el arte y la cultura se percibe institucional y socialmente como un entretenimiento secundario de poco provecho y lo que la gente debería saber es que el arte es educación, cultura, libertad y riqueza. Aprendamos lo que somos.